miércoles, 23 de marzo de 2016

ME RECUESTO EN TU PECHO Y VIVO

Una vez me dijeron que todo lo lindo de la vida está en observar. Y que todo cambia según los ojos que lo admiren. Y que lo que es simple para uno es maravilloso para otro y viceversa. Así que nunca se debe subestimar a nada ni nadie, porque los conceptos y los hechos son subjetivos, dependen de esos momentos y esas personas. Por eso no hay que dejar de curiosear ni un segundo. Y todas esas cosas bonitas pueden encontrar un motivo de ser, porque es así la manera en la que miran al mundo. Como el mito de escuchar a Tommy The Who con una vela prendida y ver tu futuro, el mito de la felicidad nos construye un mundo aparte. Y a veces no formamos parte de ese mundo.
Para ser quienes queremos debemos empezar por querernos tal cual vinimos al mundo.

jueves, 17 de marzo de 2016

El dorso

Le agarré la mano, ni despacio ni fuerte, solamente se la agarré. Le recorrí la palma con la yema de mis dedos y llegué a la muñeca. Presioné sobre la vena esa que siempre llama la atención. Me quedé así un rato, absorta en esa sensación y totalmente ajena a su reacción. Sin pensarlo acerqué su mano hasta mi cara y hundí mi nariz en su piel. Olía tan suave, a un día común y corriente. Cerré los ojos y aspiré. No quería parar, no quería pensar. Yo lo quería tanto tanto a él. Tanto que me dolía el pecho. Desde esa perspectiva suave y pálida elevé los ojos y me encontré con los suyos. Sabía que justamente él, entre todos, no encontraba rara mi actitud. Me sostuvo la mirada y eso a mí no me cansaba, porque si era por mí nos podíamos quedar así una eternidad más, inmersos en nuestra rareza que no entendía ni quería entender nadie más. Porque para mí esos momentos eran hermosos más allá de lo poético, yo estaba encantada con ellos porque durante esos ratos no existía la incomodidad y yo me podía permitir ser egoísta y no pensar en nada más. Cuando estos se daban, existíamos él y yo únicamente, y por esos minutos, aunque fueran pocos, la miseria dejaba de existir.

lunes, 14 de marzo de 2016

VISTAS

Sobre nuestras cabezas, el inmenso cielo despejado. Había estado lloviendo toda la estirada y pegajosa semana, y sin embargo para nuestro encuentro escampó y ahora el cielo era celeste otra vez. Un halo te encendía el rostro y yo estaba estupidizada con vos. Yo sólo tenía ojos para tus labios, los observaba porque no quería perderme el más mínimo movimiento de estos. Tenía miedo de distraerme con lo que fuera, el cielo, un pájaro o incluso tus manos que tanto me gustaban. Porque la situación no era que fijara mi vista en tu boca por simple deseo de esperar para besarla, lo que yo tenía miedo de perderme era otra cosa. Estaba paralizada con la idea de la posibilidad de no poder ver tu risa, porque ya no tenía ningún recuerdo de ella y me obsesionaba el hecho de que estuvieras deprimido, distanciado o enojado. En especial conmigo, porque yo estaba tan loca por vos y en cambio vos sólo estabas loco.